lunes, 7 de junio de 2010

problematica de la escuela

¿Qué es el tabaquismo?
El tabaquismo es considerado una enfermedad adictiva, lo mismo que el alcoholismo o la dependencia a otras drogas prohibidas como la cocaína y la heroína. Tan sólo un cigarro contiene más de tres mil compuestos químicos que llegan directo a la sangre y viajan por todo el organismo haciéndolo propenso a desarrollar innumerables enfermedades. La persistencia en el consumo se da porque el fumador desarrolla una dependencia física y psicológica. La nicotina es una sustancia altamente adictiva, pues tras un breve periodo de consumo, el organismo se adapta a la sustancia y necesita dosis cada vez más altas.
Por otra parte, la dependencia psicológica se da por varios factores: fumar se asocia con una sensación placentera causada por los efectos físicos de las sustancias. Además, como cualquier otro comportamiento repetido, la conducta se automatiza y el acto se vuelve parte de la vida cotidiana.

¿Qué es lo qué más afecta del cigarro?
Con sus más de tres mil químicos, el humo del tabaco tiene una composición bastante compleja que se divide en cuatro grupos principales: nicotina, alquitranes, monóxido de carbono e irritantes. Cuando un fumador inhala, el humo llega hasta los pulmones, donde las vías respiratorias se ramifican en tubos cada vez más estrechos llamados bronquios y es allí donde las partículas tienden a acumularse formando una sustancia viscosa que mata los alvéolos pulmonares.

Los alquitranes contienen más de cincuenta sustancias cancerígenas, por lo que ellos, junto con los irritantes, aumentan los riesgos de enfisema, cáncer en lengua, garganta, pulmones, seno, páncreas, útero; además provocan bronquitis crónica, asma, gastritis y úlcera péptica, entre otros. El monóxido de carbono reduce la cantidad de oxígeno en la sangre, lo que afecta entre otras funciones el movimiento muscular. Por ello muchos fumadores se fatigan rápidamente al realizar actividades físicas.



Los alquitranes contienen más de cincuenta sustancias cancerígenas, por lo que ellos, junto con los irritantes, aumentan los riesgos de enfisema, cáncer en lengua, garganta, pulmones, seno, páncreas, útero; además provocan bronquitis crónica, asma, gastritis y úlcera péptica, entre otros. El monóxido de carbono reduce la cantidad de oxígeno en la sangre, lo que afecta entre otras funciones el movimiento muscular. Por ello muchos fumadores se fatigan rápidamente al realizar actividades físicas.

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